La civilización inca es una de las más impresionantes en la historia de la humanidad, forma parte de las tres civilizaciones más grandes del continente americano, gracias a su exitosa expansión y su inigualable organización social, política y económica.
Extendida desde el territorio que actualmente ocupa Ecuador hasta el norte argentino y chileno, el imperio logró destacar en la actividad agrícola adaptando la tierra para diversos cultivos e implantando sistemas de riego muy avanzados para la época. Logró destacar entre el resto de pueblos y civilizaciones por emplear metodologías únicas para la siembra, cosecha y alimentación de su población.
Está demás decir que el imperio inca también destacó en otras áreas como la organización jerárquica de su población, el establecimiento de una religión propia y que sentó las bases de sus creencias, costumbres y tradiciones, además de una administración política y un sistema económico destacables.
Enfocándose únicamente en lo económico, los incas establecieron un tipo de comercio, conocido como trueque, el cual consistía en el intercambio de productos, alimentos y animales entre los pobladores; además contaban también con un sistema numérico que les ayudaba a calcular costos y todo tipo de mediciones. Este sistema económico fue también manifestado a través de la agricultura, veamos a continuación sus características.
Agricultura del imperio inca
La agricultura inca se caracterizó principalmente por las técnicas y saberes particulares que sus pobladores empleaban a lo largo de su territorio, el Tawantinsuyo, para el aprovechamiento de la tierra y el cultivo de diferentes alimentos como variedades de papa, maíz, trigo, entre otros.
Los incas se las ingeniaron para que las condiciones de la altiplanicie y las inclemencias del clima no sean obstáculo para la producción de los mencionados alimentos. Del mismo modo, una vez cosechados los alimentos, estos eran almacenados y distribuidos gracias a sus sistemas de vías que comunicaban a todo el territorio.
Para los trabajos de arado y cosecha, los incas empleaban herramientas sencillas como palos de madera y de moldes de piedra con el fin de cavar los surcos y plantar las semillas en ellos. La máxima herramienta inca fue el uso de la fuerza humana, la cual exigía óptimas condiciones física para cavar los surcos, cargar los alimentos en grandes cantidades y más.
Con respecto a los fertilizantes empleados, se llega a mencionar a tres muy importantes: pequeños peces, estiércol de diferentes especies de animales y pequeñas hojas de diferentes árboles como algarrobos y guarangos. Se aprovechaba el potencial fertilizante de estos insumos para una mejor producción de alimentos, especialmente de maíz.
Otras de las características más impresionantes del sistema agrícola inca son los andenes, camellos y cochas que realizaban para el cultivo de diferentes alimentos. Estos consistían en la transformación y adecuación de diferentes terrenos en diferentes climas y condiciones. Los incas llegaban a cultivar sus alimentos en terrenos muy elevados, empinados y en las faltas accidentadas de cerros y montes; algo muy impresionante que venía acompañado de sistemas de riego que consistían en diferentes acueductos, tanto naturales como artificiales.